Ahí Te Encargo, otra comedia sin gracia

Ahí Te Encargo (Salvador Espinosa, 2020)

La risa es una de las cosas más bellas en este mundo. Sana, te libera y te hace ver las cosas de una manera más benévola. No es de sorprender que por ello la comedia sea uno de los géneros cinematográficos que más se usa en el séptimo arte para tocar algunos temas de trascendencia o serios dándoles ese giro ligero que no sólo te saque una sonrisa sino que te haga sentir mejor.

Sin embargo, hay veces que los intentos pueden ser muy nobles pero fallidos en busca de una comedia efectiva. Esas penurias son las que se sufren en la nueva producción mexicana de Netflix, Ahí te Encargo, que de nueva cuenta demuestra que hay mucho por aprender para poder hacer una comedia efectiva, hilarante sin dejar de lado el mensaje ni la sensibilidad de los temas que habla la misma.

La premisa es simple: Alex (Mauricio Ochmann siendo él mismo de nuevo), quiere ser papá a toda costa, acompañado de su esposa Ceci (Esmeralda Pimentel), una ejecutiva exitosa que se encuentra en la cima de su carrera. El problema es que la maternidad no entra en los planes de Ceci. Pero las cosas se complican entre ellos cuando Alex concede un favor inesperado al cuidar a Alan, un niño pequeño que pondrá a prueba a la pareja.

Aunque suene un tanto interesante debido a grandes dramas que tocan temas similares, el guión de esta cinta se dispersa entre muchos discursos que resultan innecesarios, rompen el ritmo de la cinta y hacen que se alargue hasta las casi dos horas de duración sin necesidad de ello. Esto sucede debido a que quieren abarcar tantas confines temáticos dentro de ella que acaban por enredarse de fea forma, incluso regalándonos algunos diálogos bastante nefastos.

Otro de los problemas radica en las actuaciones, en especial la de Ochmann que, tristemente, siempre hace las mismas caras, gestos, impresiones en todas sus películas en los años más recientes, ya sea Hazlo como Hombre (López, 2017), o Te Juro que yo No Fui (Bissner, 2018), e incluso en Ya Veremos (Ybarra, 2018) siendo incapaz de trasmitir lo necesario para su papel, tratando de ser gracioso sin lograrlo.

Otra parte criticable en esta producción es la musicalización que parece haber salido de una telenovela donde se vuelve más que un personaje en algo que trata de manipular muy gratuitamente las situaciones que vemos desarrollarse, ya sea un violincito o algo más, algo que choca con la incapacidad actoral del protagonista más allá del carisma y la decente labor de Pimentel.

Lo triste de todo es que por momentos la cinta entrega buenos momentos dramáticos dentro de la comedia que hacen que uno se cuestione si mejor hubiera sido tratarlo como una tragicomedia de una pareja trastocada por la llegada inesperada de un niño que hará cuestionarse su misma relación, sacando a flote temas como la paternidad/maternidad y hasta cierta forma un empoderamiento femenino interesante.

Lamentablemente esos chispazo son pocos y ocurren muy tarde en la cinta que desaprovecha la capacidad de hacer una comedia efectiva para entregarnos algo más cercano a un episodio novelero de La Rosa de Guadalupe al inclinarse por giros melodramáticos que parecen ser más bien pretextos para que la historia siga en desarrollo y los conflictos dentro del filme continúen hasta ese final formuláico típico de las más recientes producciones nacionales de Netflix.

Es así que Ahí te Encargo se convierte en otro intento fallido de hacer una buena película mexicana, donde parece que el encargo principal para este monstruo del streaming debería ser encontrar una buena historia que al menos sea congruente en lo que propone y deje de lado un poco las agendas. El resultado final es una cinta dominguera pero tremendamente olvidable donde los intentos de hacer comedia se quedan a media carcajada y la visión de los temas se pierde. Ahí te encargo, Netflix.

A.J Navarro

Por A.J. Navarro
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