La civil, el terror de ser un ciudadano promedio en México…

El Festival de Cannes dio una ovación de pie de más de ocho minutos a Arcelia Ramírez, actriz mexicana que interpreta a Cielo, una madre a la que le es arrebatada su hija menor de edad por el crimen organizado en la ciudad de Durango.

Con un guion de Habacuc Antonio de Rosario, Teodora Mihai, una directora rumano- belga, logra plasmar al México más agreste de todos. No el de la casa azul de Frida Khalo, tampoco el que tiene una de las maravillas arqueológicas del mundo antiguo y mucho menos el país que tiene una de las gastronomías más ricas del mundo, ese no.

Teodora y Antonio, logran capturar en un solo personaje lo que miles de familias mexicanas en todo el país, unos más que otros, viven gracias al reinado de los cárteles de crimen que imperan en muchas zonas. La impunidad, la mediocridad y la burocracia en los procesos legales, sin mencionar los compromisos que el gobierno pacta con el crimen organizado, son llevados a cabo por medio de la ficción en La civil.

El tratamiento dentro del guion de Antonio es inteligente porque aunque hace una severa crítica dentro de la propia ingobernabilidad mexicana y la ineficiente capacidad de los gobiernos “soberanos” de cada uno de los estados, también critica, desde una perspectiva mucho más comprensiva, al ciudadano promedio. Aunque las acciones de Cielo (Arcelia Ramírez) son resultado de la ineficacia para hacer un cumplimiento de la ley y hacer valer los derechos de los ciudadanos; la doble moral del personaje también refleja la falta de integridad que todos los civiles podemos tener o tenemos al momento de confrontarnos con esa rara mezcla entre la corrupción, la inseguridad y la impunidad; porque en México, no todos somos santos ni todos corruptos… Somos reaccionarios a un sistema que hemos vivido y sufrido por décadas.

Al estar viendo La civil, las imágenes de películas que habitan este mismo universo y que dialogan con la misma realidad venían a mi mente: “Sin señas particulares” de Fernanda Valadéz con el guion de Astrid Romero, “Sanctorum” de Joshua Gil y la serie de Netflix “Somos”. La mayoría de todo este material es hecho por mujeres, que no es raro, son las que en la práctica y no solo en título, llevan los pantalones en la familias mexicanas. Son las madres desesperadas las que se ponen las armas y salen en busca de una absolución definitiva a un duelo complicado con sus hijos, hijas, padres, hermanos, abuelos, etcétera.

Este conjunto de películas que entablan un discurso real con el espectador mexicano plasman de manera fehaciente el peligro que representa ser un civil en México. Me refiero incluso a los 153 periodistas muertos en lo que va del 2022,12 de estos han sido mujeres. Sin contar los ciudadanos que desaparecen cada día. Según el periódico «El economista» en un artículo del 2021, cada día desaparecen 23 personas en la administración de Andrés Manuel Lopez Obrador. En total han desaparecido y sin ser encontrados: 22,946 personas (cifras hasta el 30 de agosto del 2021).

Los números son escalofriantes y superan Incluso a los de los civiles muertos en la invasión rusa a Ucrania, donde recientemente su número más alto son 3,541… ¡en una guerra! Entonces, actualmente ¿en qué estado estamos hoy en día en México? Las muertes y desapariciones diarias no se comparan con los de una guerra civil, tampoco con los de una guerra… ¿Qué pasa en México?

Aunque La civil no responde esta pregunta, le pone una voz más a la situación que México vive en la actualidad con una gran dirección de Teodora Mihai y actuaciones magistrales de Arcelia Ramírez y Álvaro Guerrero.

Teodora Mihai no le da miedo ni tampoco le tiembla la cámara para plasmar la violencia silenciosa pero sufrida a voces por los mexicanos. Es interesante como la directora no señala pero sí puntualiza con severidad culpas, no sólo al gobierno, también todos los que habitamos este país. Su forma de manejar la cámara pone al espectador en una experiencia inmersiva y al mismo tiempo, lo coloca como un testigo de todo lo que estamos viendo.

Repito, no le da miedo en plasmar una realidad sangrante, pero siempre desde la mirada de la ficción, lo que me parece su más interesante. Aunque se siente cercano, hay un filtro de ficción, lo cual se agradece. ¡Es una de las mejores películas que veremos este año!

Estreno en cines el 19 de mayo y es de Cine Canibal.

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