Barbie y la transgresión de las nuevas narrativas audiovisuales.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

El reciente 20 de julio del año en curso se estrenó la tan esperada cinta de Barbie dirigida por la directora, escritora y actriz Greta Gerwig, reconocida por trabajos previos con ‘Lady Bird’ en 2017 y la readaptación de la novela escrita por Louisa May Alcott ‘Mujercitas’ en 2019; película misma que la catapultó rápidamente a la fama pues fue nominada y ganadora en el 2020 en los premios Oscar y Bafta dentro de la categoría de mejor diseño de vestuario.

Barbie llegó para entregarnos una trama que rompe con toda convención y expectativa impuesta por los espectadores, quienes desde los primeros avances y trailers que iban compartiendo por medio de las redes sociales se podían construir una minúscula idea de lo que podría tratarse -inclusive habían personas quiénes se tomaban el tiempo para analizar cada segundo de estos e intentar llegar a algo concreto-. Sin embargo, poco nos fue revelado y ahora que Barbie hasta el momento sigue exhibida en cines, se entiende el porqué todo se mantuvo como un secreto. Greta sabía a lo que se tendría que enfrentar, pero el público no, aún y con pistas que se nos iban dando de poco en poco -como ejemplo, los posters promocionales en los que aparecían los actores y actrices que darían vida a los personajes de Barbie con la leyenda “Ella lo es todo. Él es sólo Ken”.

No estaba claro que era con exactitud lo que se podía esperar de la película; por una parte, una cierta cantidad de espectadores daban por sentado una trama de aventuras y comedia, girada en torno a un romance entre Barbie y Ken. Pero otra parte, los espectadores que ya contaban con referencias acerca del trabajo previo de la realizadora Greta -todos ellos bajo una perspectiva feminista-, intuían que Barbie podía ir más allá de un relato soso.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

Y Greta no hizo más que entregarnos una trama atiborrada de comedia, drama, aventuras y números musicales; con un extra de críticas tanto a la sociedad actual, a la empresa Mattel, como a la muñeca misma. Un variopinto cinematográfico exquisito, pero que infortunadamente, terminó por romper con las ilusiones de las audiencias infantiles y adolescentes que anhelaban ver a una Barbie fresca, alegre y siempre victoriosa.

La cinta resultó un tanto compleja por los temas que fueron expuestos en las casi dos horas de duración del filme, por lo que para muchos fue complicada de digerir, permitiendo notar que Barbie más que para disfrutarse invita a la reflexión, y es que no existe desatino en cómo Greta quisó hablar y hacer frente ingeniosamente a temas que nos conciernen tanto a hombres como mujeres en la sociedad moderna.

Esto queda claro desde el segundo uno en que inicia la cinta: la narradora (Helen Mirren) nos da a conocer el motivo por el que el juguete de Barbie fue creada -con una inmejorable referencia a la mítica película ‘2001: Odisea en el espacio’-, niñas jugando con nenucos, siendo este juguete en parte responsable de reforzar el estereotipo de género que desde pequeñas nos enseña que nuestro papel dentro de esta sociedad es ser madres. Barbie llega significando una revolución en cuanto a ofrecer un juguete para niñas brindándonos un sinfín de actividades y profesiones a las que aspirar más allá de la maternidad. Siendo un paso a la libre elección para nosotras.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

Barbie nos sumerge dentro del mundo idílico rosado ‘Barbieland’, en el que Barbies, Kens, Alan (Michael Cera) y Midge (Emerald Fennell) viven bajo un sistema matriarcal. Observamos a Barbies ocupando distintos puestos profesionales, ejerciendo de sus pasiones hasta de cargos políticos. A quien acompañaremos a lo largo de esta travesía será a Barbie estereotípica (Margot Robbie), e iremos conociendo su cotidianidad, las relaciones e interacción que lleva con sus amigas y Ken (Ryan Gosling), su “interés amoroso” -que es más bien al revés puesto que ella rara vez muestra un afecto recíproco por él-.

Todo marcha de viento en popa: diversión, números musicales que acompañan el día a día de los personajes hasta que de un momento a otro Barbie tiene ideas de muerte. Situación que no sólo la perturba a ella, sino también a quienes la rodean, problemática que si bien le incomoda, trata de mantener la calma asegurando que es un pensamiento pasajero. No será hasta que su rutina cambia abruptamente: mal aliento, pies planos, ducha con agua de verdad, celulitis, desayuno estropeado, leche caducada y tropiezos al intentar caminar serán los motivos suficientes para externarle esta catástrofe a sus amigas, a lo que la solución que se les ocurre para que sea “reparada” es visitar a la Barbie ‘rarita’ (Kate Mckinnon), -esta Barbie es la encarnación de toda aquella muñeca a la que las pequeñas en algún momento alteraron estilizando su cabello, cara o vestimenta para obtener un estilo propio, dándole una personalidad única fuera de la barbie convencional-. Y que debido a su estilo desaliñado y splits incontrolables es marginada por la comunidad, siendo desterrada y sin alternativa, termina viviendo sola en un lejano monte.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

Al principio de la película se nos menciona que tanto el mundo real y Barbieland convergen, puesto que por las formas en cómo jueguen con ellos en la realidad de los humanos, les afectará directamente a ellos. Barbie ‘rarita’ explica que Barbie estereotípica y la niña que está jugando con ella se encuentran unidas la una a la otra, por lo que los pensamientos y emociones de la infante están repercutiendo en Barbie. En consecuencia, para saber la razón de porqué está pasando por esto y regresar a su vida normal tiene que irremediablemente viajar al mundo real para encontrarse con esta pequeña con el fin de poder ayudarla de alguna forma.

Con desgana, Barbie emprende su viaje pretendiendo que fuera un viaje por el que tuviera que aventurarse por cuenta propia, pero resulta entonces que Ken se escabulle en el carro de Barbie y a regañadientes acepta que la acompañe hacia el mundo real a condición de no resultar ser un estorbo para ella.

Una vez llegados a nuestra realidad, las dudas e incomodidades de Barbie hacia el entorno que va conociendo y experimentando no se hacen esperar, pues desde que pisa el mundo real, Barbie es víctima de piropos por albañiles con los que cruza unas palabras -escena que deja entrever lo importante que es para un hombre formar una virilidad como mecanismos de supervivencia para no ser objeto de burla o humillación de otros hombres-.

La desventura no termina ahí, pues es acosada por un transeúnte, siendo arrestada por propiciarle un puñetazo en el rostro. Suceso que nos permite observar la injusticia de sancionar a toda persona menos al responsable de haber cometido una falta. Una posición por la que las mujeres pasamos más de una vez en nuestras vidas y que, en vez de recibir justicia, se nos cuestiona y revictimiza con el argumento “tú lo habrás provocado de alguna forma”.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

En contraparte, Ken, se maravilla por un mundo en el que los hombres si son considerados como sujetos de derechos -no como en Barbieland, sitio en el que ni siquiera se sabe dónde cohabitan cada uno de los Kens-. A causa de los tropiezos por los que tienen que atravesar puesto que no cuentan con conocimientos previos acerca de cómo se maneja el mundo real, Barbie experimenta emociones que nunca antes había sentido, y es en esa conexión con su yo interno que se sensibiliza y conecta con su entorno. Será con sus emociones a flor de piel que logra dar con la niña que ha estado jugando con ella y se dirige hacia su escuela, -no sin antes cruzar unas palabras con Barbara Handler, hija de la creadora de Barbie-. Que nos recuerda la importancia de tener presente que nuestra belleza no se apaga al pasar los años, sino que resplandece cada vez más.

Simultáneamente, Ken queda anonadado por los vastos edificios -mismos que son una representación fálica gracias a la audaz elección de planos contrapicados-, y más allá de ello, se percata del importante papel que juegan los hombres en todo aspecto que él veía ocupado únicamente por las mujeres en Barbieland. Por esta razón se da a la tarea de conocer sobre el patriarcado -sistema predominante en el mundo real-, y una vez con la información sacada de libros, lleva el patriarcado a su mundo con el objetivo de iniciar una rebelión contra las Barbies.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

Entre tanto, Barbie conoce a Sasha (Ariana Greenblatt) y en un desafortunado ataque verbal por parte de Sasha, Barbie cae en cuenta de que la niña que creía que jugaba con ella se había convertido ahora en una rebelde adolescente que a palabras suyas ya la había olvidado, rompiendo las ilusiones del valor e influencia que ella creía tener para transformar la sociedad de este mundo. Ahora atónita, se percata de no ser tan relevante como pensaba y que al contrario, generó una serie de inseguridades hacia las infancias femeninas quienes jugaron en su momento con ella debido al estereotipo físico que se les impuso a la llegada de la muñeca.

Sino era Sasha quién jugaba con ella en este mundo, ¿entonces quién? Abatida por el golpe de realidad y casi que como de un milagro se tratara, es buscada por Mattel, oportunidad que aprovechará para pedir ser devuelta a Barbieland.

Estando dentro de las oficinas de Mattel conocemos al CEO de la empresa (Will Ferrell) momento que no debe dejarse pasar desapercibido puesto que no sólo es una escena ridiculizando a la compañía, sino también es una sátira en sí misma criticando a las empresas lideradas por hombres; en las que al tener desconocimiento en cuanto a la creación de productos de cualquier índole enfocada y dirigidas al público femenino existirán sesgos sobre lo que genuinamente nosotras deseamos y necesitamos, pues un hombre nunca entenderá nuestras necesidades puesto por el simple hecho de no ser mujer, y dentro del sistema patriarcal que nos oprime se nos ha enseñado cómo ser, lucir, y cómo tenemos que dirigirnos hacia el mundo, siempre en beneficio del género masculino, dejando nuestras opiniones y puntos de vista en segundo término.

Posteriormente, se nos revela que quien en realidad tenía estos desafortunados pensamientos era la mamá de Sasha, Gloria (America Ferrera) una ejecutiva que trabaja en la empresa Mattel. Gloria es una adulta que aún y con obligaciones encima suyo, busca a través de los bocetos que hace sobre Barbie, un medio de expresión, dibujándola como una muñeca que se viera y sintiera como ella; encontrando la manera de hacer catarsis de todo aquello que le agobia, logrando ese sentido de liberación con respecto a las exigencias que como mujer, la sociedad le exige -y esto queda claro en su poderoso monólogo sobre lo difícil que es ser mujer en la vida real-.

Madre, hija y Barbie deciden emprender un viaje a Barbieland pues a Gloria le hace mucha ilusión conocer su mundo.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

En este punto de la trama, nos embarcamos en otra caótica aventura puesto que Ken al ver sido el primero en regresar, encontrarán su mundo de cabeza dónde ahora ellos tienen el control total de todo su entorno, inclusive de las Barbies -a excepción de Barbie rarita-, que al haberles lavado el cerebro, ahora están al servicio de las exigencias y complacencias de cada uno de los Kens; el fastidioso desafío de Barbie estereotípica será devolver Barbieland a su estado habitual.

Gracias a Gloria y su poderoso mensaje, consigue desprogramar a cada una de las Barbies que habían caído ante las manipulaciones de los Kens. Las Barbies (y Allan) -el único personaje masculino dentro de Barbieland que no cae en el sistema de dominio que Ken comparte para sobajar a las mujeres-, se une a ellas para derrocarlos. Las Barbies, ahora empoderadas, accionan contra ellos con unas tácticas infalibles que concluirá en colocarlos a todos en una guerra -que a ojos de los Kens, servirá para medir su valía, medida en la masculinidad que han ido cimentando gracias al patriarcado-.

En este punto se agradece que Greta haya hablado sobre el mansplaining (hombres demeritando nuestras capacidades para realizar las cosas, como si fuéramos incapaces de pensar o hacer cualquier cosa sin su ayuda o sin que antes, ellos nos lo expliquen todo de una forma condescendiente o paternalista, aun y cuando nosotras dominemos el tema, incluso, mejor que ellos); ejemplificandolo perfectamente en la escena en la que los Kens quieren enseñarles a las Barbies a practicar un deporte, o cuando Ken quiere explicar la pelicula ‘El Padrino’, -en esta parte me pregunto la cantidad de mujeres que hemos tenido que atravesar por la misma nefasta situación-.

Barbie (2023) dir. Greta Gerwig

El desenlace es inesperado, dado que al haber colocado a Ken en un principio como el antagonista, ahora se le cuestiona su motivo de existir más allá de ser la pareja de Barbie, incitándolo a la emancipación y a la búsqueda de su propia identidad, dejando la incógnita abierta: “¿Quién es Ken?”

Barbie no le habla sólo a las mujeres, sino también a los hombres. Barbie es una crítica a cómo ambos géneros nos relacionamos mutuamente; sobre los comportamientos, ideologías y creencias que tenemos que romper y deconstruir para comprendernos mejor los unos con los otros. Barbie habla sobre la urgencia por reconocer nuestras diferencias, aceptarlas y abrazarlas.

Es necesario recordar que una de las tantas funciones otorgadas al cine es compartirle un mensaje al público y sí dicho mensaje es tan poderoso, logra causar un impacto e indiscutiblemente, Barbie ha alcanzado ese fin de cabo a rabo.

Barbie es subversiva por el mero hecho de haber incomodado al espectador. Sí incomoda, es porque movió algo (o mucho) dentro de uno mismo. Queda obligatorio preguntarse sí la incomodidad que sentimos la utilizaremos para transformar algo dentro de nosotros o si sólo la dejaremos pasar de largo.

 Ojo Verité 

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