Blanquita

Una forma valiente de hacer cine

Blanquita (2023) dir. Fernando Guzzoni

El pasado 6 de julio, la Cineteca Nacional fue sede de la función y conferencia de prensa de «Blanquita», la más reciente película del director Fernando Guzzoni, una coproducción entre Netflix, Chile, Francia, Luxemburgo y México.  Acompañado del productor Pablo Zimbrón Alva, y del periodista de cine Arturo Magaña Arce, Guzzoni expuso los aspectos más destacados y desafiantes de esta obra, ganadora del premio al Mejor Guion en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2022 y seleccionada por Chile para contender como mejor película extranjera en los premios Oscar.

Basada en hechos reales, «Blanquita» nos sumerge en la historia de Blanca, una joven de 18 años que vive en un albergue para menores que han sido víctimas de abuso, dirigido por el sacerdote Manuel. Cuando Manuel decide denunciar una red de trata que involucra a importantes empresarios y políticos ex-pinochetistas, se destapa un escándalo del que Blanca se vuelve la principal protagonista. Pese a que el caso va evolucionando a favor de las víctimas, un repentino cambio de Fiscal hará que el testimonio de Blanquita empiece a tambalearse.

Blanquita (2023) dir. Fernando Guzzoni

En pocas palabras, y sin spoilers, «Blanquita» explora el conflicto derivado de una ética difusa. En esta película se desafía el compromiso que, por convención, tenemos con la verdad (imperativo categórico), y se considera la posibilidad de que una mentira, en determinadas circunstancias, pueda convertirse en un instrumento de justicia (utilitarismo). Además, la relación de Blanca con el sacerdote Manuel plantea preguntas sobre los excesos a los que se puede llegar cuando se busca la justicia sin freno y hasta por vanidad.

Con un guion sólido, una cinematografía impecable y la cuidadosa dirección de Guzzoni, «Blanquita» es, sin duda, una película imperdible y una alternativa al cine de consumo que veremos desfilar este verano. Pese a que trata temas complejos que podrían llegar a ser fuertes para algunos espectadores, el director no cede a la comodidad de los lugares comunes en este tipo de filmes; por ejemplo, el uso injustificado de violencia gráfica. En términos narrativos, el trato que se le da a las víctimas es muy cuidadoso, pues tampoco cae en la revictimización.

Lejos de lo estrictamente cinematográfico, este trabajo tiene una cualidad destacable: es una película honesta. Es de admirarse la autenticidad con la que Guzzoni construye a sus personajes, renunciando a la complacencia y al maniqueísmo, dándoles dimensión a través de sus humanas contradicciones. Esto, aunque parezca la norma, es de hecho cada vez más raro, gracias a la cultura de la cancelación. Gran parte del cine de denuncia actual es vulgarmente panfletario y carente de autocrítica. Por eso, se agradecen profundamente visiones valientes, como la de Guzzoni.

Blanquita (2023) dir. Fernando Guzzoni

En conferencia de prensa, uno de los asistentes le preguntó a Guzzoni si no consideraba que su película le daba un mensaje incorrecto y desalentador a las víctimas de abuso que buscan la impartición de justicia, a lo que el director respondió (con otras palabras, que me permito parafrasear) que dar mensajes moralizantes no es la responsabilidad de un cineasta, sino retratar la realidad con toda su crudeza y complejidad. Y eso, lectores, es la forma correcta de hacer cine.

Blanquita se estrenará el próximo 13 de Julio en las salas de todo el país, y, por supuesto, en la Cineteca Nacional.    

ESTRENO 13 DE JULIO

PABLO BASTIDA

Instagram: @bastidaph