ABIGAIL

Te sumerge en el oscuro abismo del género del “terror” con una audacia inusual.

Abigail, directed by Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett.

La película “Abigail”, dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, se sumerge en el oscuro abismo del género del “terror” con una audacia inusual. Su concepto fusiona elementos que pueden desafiar lo convencional, creando una experiencia cinematográfica que se aleja de lo común. Aunque es un hecho que no alcanza la categoría de obra maestra, “Abigail” logra cautivar con momentos intrigantes y un enfoque distintivo que seguramente atraerá a los fanáticos del género.

Alisha Weir as Abigail in Abigail, directed by Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett.

Un grupo de secuestradores se mete en problemas cuando raptan a una niña aparentemente hija de un mafioso muy peligroso. La niña “Abigail”, interpretada convincentemente por Alisha Weir, con una mezcla de inocencia y malicia que resulta perturbadora. La tensión se eleva a medida que los secuestradores luchan por comprender la verdadera naturaleza de su cautiva y enfrentan las consecuencias de su imprudente elección. Por otro lado, Kevin Durand quien interpreta a Peter, el secuestrador fortachón, pero sorprendentemente ingenuo, aporta una capa de complejidad a su personaje que trasciende el arquetipo del matón sin cerebro, ofreciendo momentos de genuina humanidad y bastante humor involuntario.

Abigail, directed by Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett.

Este filme, se atreve a romper el molde con una premisa que despierta la curiosidad desde el primer momento. La idea de secuestrar a una niña vampiro es un plot twist refrescante que puede desafiar las expectativas. Esta no es la típica historia de vampiros acechando en la oscuridad; es una narrativa que juega con la ironía de los cazadores convertidos en presas, inyectando una nueva vida al folklore vampírico con un giro inesperado y creativo.

El guion de “Abigail” brilla con ingenio y autoconciencia, sabiendo exactamente cuándo inclinar la balanza hacia el humor negro sin sacrificar la tensión. En los momentos más oscuros, el guion lanza destellos de ironía y sarcasmo, recordándonos que, incluso en la penumbra, hay espacio para la risa nerviosa. La habilidad dentro de la película de “Abigail” para equilibrar estas dos fuerzas opuestas es su carta de triunfo, y nos sumerge en un viaje donde la inteligencia y la oscuridad se entrelazan en una especie de danza inquietante.

Abigail, directed by Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett.

La dirección de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett no teme sumergirse en lo inusual, explorando los rincones más oscuros del terror con cierta insolencia que es tan refrescante como arriesgada. Las escenas de acción, aunque a veces confusas, están impregnadas de una urgencia palpable y un sentido del peligro que trasciende la pantalla. La fotografía acompaña esta visión con una elegancia lúgubre, utilizando una paleta de colores sombríos que se funde con las composiciones inquietantes para crear una atmósfera que define la esencia de «Abigail».

«Abigail» es una película que cumple con lo que promete en su marketing. Si buscas una película de terror con vampiros un tanto fuera de lo común, esta podría ser una opción entretenida. Aunque la película no escapa a ciertas imperfecciones, su singularidad y algunas interpretaciones memorables la elevan por encima de lo ordinario, la hacen digna de consideración.

Abigail, directed by Matt Bettinelli-Olpin & Tyler Gillett.

En resumen, «Abigail» es una mezcla de horror, comedia y acción que no se toma demasiado en serio. Si estás dispuesto a aceptar su premisa extravagante, podrías disfrutar de esta película de secuestro con un giro sobrenatural. Aunque no es una obra maestra, tiene suficientes momentos interesantes para mantener a los fanáticos del género entretenidos.

” Abigail” llegó a las salas de cine en México este jueves 18 de abril de 2024, ¡Atrévete a descubrir el terror en su forma más inesperada! ¡No se la pueden perder!

Por: Cristian G. Álvarez H., IG: @redrockernyc

TROLLS 3: SE ARMÓ LA BANDA

Una historia animada emocionante

La adición de un pasado secreto de Branch (Justin Timberlake en inglés; Benny Ibarra en español) y la introducción de sus hermanos a través de la historia de la boyband BroZone compuesta por Floyd (Troye Sivan y Jerry Velázquez), John Dory (Eric André y Erik Rubín), Toño (Daveed Diggs y Yahir) y Clay (Kid Cudi y Diego Schoening), añade capas interesantes a la trama. La travesía para rescatar a Floyd de los malvados villanos pop-stars Velvet y Veneer está llena de acción y momentos emocionales y aunque no se profundiza tanto en su historia, si podemos notar en paralelo son una sátira divertida de los “influencers” y cantantes que sin talento consiguen ser íconos de la música en la industria.

Trolls Band Together, directed by Walt Dohrn.

La mezcla de comedia, música y aventura es una fórmula atractiva que captura al momento la atención del público que previamente disfrutó de las entregas anteriores de la franquicia «Trolls». 

En general, presenta elementos que mantienen el interés de los fanáticos de la trilogía. Trolls 3 además de ser divertida, nos deja un mensaje conmovedor a través de nuestros personajes principales, más específicamente en Ramón, ya que junto a él, aprendemos a valorar los buenos momentos en familia, el perdón son esenciales para el crecimiento, el trabajo en equipo y el respeto a nuestros familiares más cercanos, nos harán ser unas personas libres de rencores y de odio. 

Ideal para verla en familia. 

(from left) John Dory (Eric André), Clay (Kid Cudi), Poppy (Anna Kendrick), Branch (Justin Timberlake), Viva (Camila Cabello), Floyd (Troye Sivan) and Spruce (Daveed Diggs) in Trolls Band Together, directed by Walt Dohrn.

Género: Acción / Comedia animada

Director: Walt Dohrn

Codirector: Tim Heitz

Productora: Gina Shay

Elenco: Belinda, Benny Ibarra, Erik Rubín, Claudio Yarto

Belén Ruiz

@ruzbel02

Oppenheimer​: ¿la mejor película de Christopher Nolan?

Oppenheimer (2023) dir. Christopher Nolan

Pocas veces hemos visto en la historia del cine una expectativa tan grande como la que generó el lanzamiento simultaneo de “Barbie” y “Oppenheimer”. Algo que comenzó como un juego de venganzas entre el director Christopher Nolan y su anterior productora, Warner Bros Pictures, se volvió un fenómeno entre cinéfilos denominado: Barbenheimer. Según se cuenta, Christopher Nolan, en desacuerdo por el poco control que tuvo en la distribución de su película pasada, “Tenet”, decidió emigrar a Universal Studios, algo que Warner no perdonó, y quiso castigar robándole la taquilla a “Oppenheimer”, con el estreno simultáneo de “Barbie”. Sin embargo, nadie hubiera sido capaz de predecir que el mundo del cine convertiría esta rivalidad en una celebración que quedará para la historia. Por supuesto, esto fue aprovechado por los equipos de marketing de todas las empresas involucradas en la distribución de dichas películas, convirtiendo el 20 de julio de 2023 en una especie de Día D para el cine. Y henos aquí, a solo un par de días de esos lanzamientos que nos prometieron como “gloriosos”, para analizar si Barbenheimer fue, en efecto, todo lo que nos contaron, o si solo fue, como diría el refranero mexicano: pura llamarada de petate. En este análisis trataré de esclarecer esa cuestión, limitándome a la parte que corresponde a “Oppenheimer”.

L to R: Cillian Murphy (as J. Robert Oppenheimer) and writer, director, and producer Christopher Nolan on the set of OPPENHEIMER.

De entrada, la expectativa que generó esta película es absolutamente entendible; tanto que, aún sin la ayuda del fenómeno Barbenheimer, habría sido muy esperada. Esto se debe, principalmente, a dos razones: 1) Christopher Nolan es, sin duda, uno de los mejores cineastas de nuestra época, y 2) Robert Oppenheimer es, quizás, el científico más influyente en la historia de la civilización. Lo primero, pocos lo cuestionarían, pero lo segundo requiere una mayor explicación. Dicho de forma simple, pese a que Oppenheimer no fue un físico tan prodigioso como lo fue Newton o Einstein, sí fue el científico que ha estado más cerca de acabar con toda la humanidad. La creación de la primera bomba atómica es claramente el inicio de una nueva era geopolítica, y la consolidación de los Estados Unidos como los emperadores del trono del miedo. Es sabido que “Star Wars”, con su estrella de la muerte, intenta hacer una metáfora de ello. Dicho esto, el interés de Christopher Nolan en rodar un filme sobre este sombrío personaje es algo que no habría podido pasar desapercibido.

Mucho se dijo en redes que este sería el mejor y más maduro trabajo de Christopher Nolan. Sin embargo, desde los trailers que se iban liberando a medida que se acercaba la fecha de estreno, se dejaba entrever que el enfoque que tenía esta película era un tanto condescendiente con la figura de Oppenheimer. Y así lo fue. Un personaje tan sombrío que poco tiene que ver con Prometeo, y cuyo arrepentimiento se antoja irrisorio, se retrata como un héroe trágico al más puro estilo del teatro griego. El Oppenheimer de Nolan es una calca de lo que este cineasta nos mostró en “Batman: el caballero de la noche”; un hombre que intentó enfrentar al mal con nuevos poderes, y terminó lleno de remordimientos, traicionado y perseguido por la clase política. Esta interpretación es, hasta cierto punto, entendible, pues “Oppenheimer” no deja de ser una visión británica basada en un libro norteamericano (“American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer” por Kai Bird y Martin J. Sherwin). Pero, aun haciendo un lado de esto, la película falla en una cuestión más fundamental: el guion.

L to R: Tom Conti is Albert Einstein and Cillian Murphy is J. Robert Oppenheimer in OPPENHEIMER, written, produced, and directed by Christopher Nolan.

El guion de “Oppenheimer” es accidentado. Lo cual es de extrañarse, pues Nolan nos tiene acostumbrados a excelentes guiones. Se percibe que el director no es experto en el tema, y se vio rebasado por la gran cantidad de información y datos históricos que engloban el proyecto Manhattan. Nolan pierde el foco de la historia constantemente, se percibe la desesperación de no saber a qué aspecto de la vida de Oppenheimer ponerle más atención: a su drama personal, a su drama profesional o a su drama histórico. La película coquetea todo el tiempo con estos tres temas, sin enfocarse plenamente en ninguno. Además, es innecesariamente larga; este filme podría ser de menor duración si se omitieran escenas que nada aportan a la trama, y parecen, más bien, un capricho del director para adornar la narración con easter eggs históricos. Por ejemplo, las apariciones de Gödel y Feynman me parecieron, en lo personal, encantadoras (pues admiro el trabajo de ambos), pero reconozco que nada aportan a la historia, y una persona fuera del nicho de la ciencia difícilmente las apreciaría.

Las escenas de la juventud de Oppenheimer también se antojan muy fuera de lugar. Son de ritmo rápido, tanto que no se alcanza a asimilar su trascendencia, y están llenas de referencias que solo un físico podría poner en contexto. Lo mismo pasa con las escenas que corresponden a la elaboración de la bomba atómica, en Los Alamos; son también muy rápidas y carecen de fuerzas antagonistas que introduzcan tensión e incertidumbre en la narración del desarrollo de la bomba. Ambas secciones se sienten, más bien, de corte documental. Las únicas escenas que son conducidas de forma adecuada son aquellas que corresponden a las audiencias posteriores al proyecto Manhattan. Es aquí donde sí vemos el poder narrativo de Christopher Nolan, acompañado de la extraordinaria decisión de intercalar el monocromo con el color. Aunque, también ha de decirse, que estas escenas requieren mucho contexto histórico, pues están sumamente cargadas de acrónimos y eventos que no se introducen en la narración.

Cillian Murphy as J. Robert Oppenheimer in OPPENHEIMER, written and directed by Christopher Nolan

A nivel de guion, lo que se lleva las palmas, sin duda, es la construcción del personaje de Albert Einstein, el cual, pese a tener breves y contadas apariciones, funciona como una especie de “Pepe grillo”, o consciencia perdida, de un confundido Oppenheimer. Son las palabras de Einstein las que, en realidad, son el eje de toda la trama. Cabe aclarar que, esta interpretación de Einstein también es bastante condescendiente con el Einstein histórico. Los diálogos de Oppenheimer con el presidente Truman, aunque breves, son igualmente destacables, y representan muy bien la frivolidad norteamericana que muy tímidamente se sugiere en el resto de la película.

La cinematografía y el diseño de producción de esta película son, como era de esperarse, sólidos. El haber recreado con éxito toda la instalación de Los Alamos es simplemente impresionante. Sin embargo, “Oppenheimer” no tiene la belleza visual de “Interestelar” o “Inception” como para ameritar el formato IMAX. La insistencia de Nolan por rodar (y presenciar) esta película en dicho formato es más bien un capricho megalómano. Hay que recordar que en el cine, y en el arte en general, la poética de los materiales debe estar subordinada a la trama, y no al revés. El formato de audiencias públicas y los constantes primeros planos en “Oppenheimer” hacen que la experiencia IMAX sea subexplotada e innecesaria para la narración (a menos que sea de vital importancia que observemos los poros en la piel de Cillian Murphy…). Los grandes maestros saben que el cine no es el arte de las imágenes bellas, sino de las imágenes necesarias.

OPPENHEIMER, written and directed by Christopher Nolan

“Oppenheimer” cuenta con un cast fuera de serie, y actuaciones que no decepcionan.  Concuerdo con el resto de los críticos en que Robert Downey Jr nos regala la mejor actuación de su vida en esta película, sin que esto sea gran halago para el actor, ya que la vara nunca estuvo demasiado alta. En “Oppenheimer” vemos a Robert Downey interpretar a Lewis Strauss, un exmilitar y controversial político que, de hecho, es el único que nos da pistas sobre la verdadera personalidad de Oppenheimer, en un interesante soliloquio que pronuncia cerca del final de la película.     

Muy probablemente Oppenheimer (y Barbie) arrasará con los premios Oscar, pues ya todos sabemos que la Academia se alinea a agendas dadas. Sin embargo, si hay algo en lo que esta película se merece, genuinamente, el Oscar, es en sonido. El diseño sonoro es muy creativo, y contribuye a crear atmósferas de tensión que le aportan muchísimo a la historia. Además, es encantador cómo se usa el sonido de detectores Geiger para adornar algunas escenas y acciones. Otro logro destacable de este filme es evita caer en el sensacionalismo de recrear explosiones nucleares en toda su repugnante magnitud. En “Oppenheimer” solo presenciaremos la prueba Trinity, y de una forma muy moderada. Además, las escenas donde se muestran festejos de las detonaciones, tanto de Trinity como de Little Boy, son también dirigidas con moderación, y se atreven a ilustrar la banalidad norteamericana omisa en el resto del filme.

En resumen “Oppenheimer” es una película con aciertos y errores, que vale la pena ver, sin duda, pero que no es ni de cerca el mejor trabajo de Christopher Nolan. Tampoco está a la altura del circo mediático del que ha sido objeto. Lejos de percibirse madurez, pareciera que Nolan olvidó que, en ocasiones, menos es más. Oppenheimer parece, más bien, un collage de todos sus trabajos anteriores, y de una serie de eventos históricos disconexos. Más que a Prometeo, esta película nos recuerda al monstruo de Frankeinstein, y nos demuestra que la unidad en una historia no puede fraguarse simplemente haciendo embonar todas sus partes. Dicho todo esto, al final, supongo que Barbenheimer es un fenómeno que lo único que refleja es lo hambrienta que está nuestra sociedad por consumir, idolatrar y darle sentido a un mundo conformista que, precisamente, Oppenheimer contribuyó a construir. 

OPPENHEIMER, written and directed by Christopher Nolan

PABLO BASTIDA

Instagram: @bastidaph

Licorice Pizza y los idealizados amores de verano de Paul Thomas Anderson

No sé quién inventó los amores de verano… de verdad, a qué mente retorcida se le ocurre pensar y generalizar en qué todos podemos y pudimos tener un crush tan emblemático que nos cambie la vida a grado de casarnos con esa persona o que se convierta en la vara medidora para los amores subsecuentes.

Paul Thomas Anderson dos veces me ha hecho reconsiderar mi idea sobre el amor. Una fue con “The phantom thread” y ahora con “Licorice pizza”. Ambas unas joyas que, aunque son innecesariamente largas, no tienen ningún reclamo.

“Licorice Pizza” se convertirá en un referente a los amores de verano así como lo es “500 días con ella” o probablemente más. Porque la relación adolescente nada idealizada pero sí intoxicada entre Gary y Alana, es bestial, pero romántica, pero brutal, al mismo tiempo tóxica e insanamente simpática.

La idea sobre el amor que Paul Thomas Anderson tiene es lo más cercano a lo que yo puedo asimilar que es, el amor es tan odiosamente innecesario que no queremos estar solos, pero tampoco juntos a grados asfixiantes. Ambos jóvenes luchan por sí parecer enamorados, sin embargo, no necesitados el uno del otro y está guerra que probablemente se repite en cada relación amorosa, es la que engancha al espectador.

La década de los setenta ambienta muy bien, lo que una relación en cualquier zona del tiempo, significa y puede ser. Además de dejarnos en claro que el amor no tiene edad, de todas formas te vuelve un completo idiota.

Ahora, el guion y sus situaciones están tan bien escritas que todo es como leer un libro netamente detallado. Nunca te describe las intenciones o los pensamientos de los personajes, pero las miradas, las acciones y el lenguaje cinematográfico están hablando entre líneas. ¡Tremendamente poderoso!

Aunque no es lo mejor de Paul Thomas Anderson, lo que sí creo es que va captar a un tipo de espectador mucho más joven que de aquí en adelante pueda seguirlo en películas subsecuentes. La idea es, tanto con Phantom Thread como Licorice Pizza, retratar que el juego del amor es siempre a escondidas. No dejarme saber que la o lo necesito, para así mantener una independencia emocional y de alguna, entrar en un lugar seguro dentro del terreno de lo insano del amor, pero también del deseo químico y carnal.

No puedo aventurarme a decir que esta película vaya arrasar con los próximos #Oscars2022, pero, lo que sí puedo decir es que una vez intoxicado cómo está historia no la podrás sacar de tu mente.

Licorice Pizza «es la historia de Alana Kane y Gary Valentine en el Valle de San Fernando, California en 1973, mientras ellos crecían, se divertían y se enamoraban».
Luis Toriz

Por Luis Toriz
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