Lluvia

La ópera prima de Rodrigo García Sáiz entrelaza seis historias con el escenario lluvioso de la ciudad.

Ciudad de México, lugar que alberga extraordinarias historias por contar. Capital de una urbe en constante movimiento y que se coloca como el escenario idóneo del director Rodrigo García Sáiz, que después de realizar un par de cortometrajes, materializa su primera película con Lluvia, que de la mano de un ensamble actoral de alto calibre, teje seis historias insólitas que transcurren durante una tarde-noche en las calles de la CDMX.

El cineasta nominado al Ariel por su cortometraje de ficción El hombre que murió de un rumor (1996) toma las riendas del guion de Paula Markovitch y hace suya la historia, que presenta a un multielenco que incluye nombres como Bruno Bichir, Dolores Heredia, Arcelia Ramírez, Cecilia Suárez, Morganna Love, Krystian Ferrer, Hoze Meléndez, Tiaré Scanda, Martha Claudia Moreno, Mauricio Isaac entre otros. Le da la oportunidad a cada uno de llenar de matices a sus personajes que se representan en cada una de las aflicciones que padecen.

En Lluvia dos son los elementos cruciales protagonistas de la cinta. Por un lado tenemos a la ciudad, que acompaña en cada historia a sus personajes y por otro lado está, precisamente, el clima que le da nombre al título. Rodrigo en su intención por retratar su ciudad natal, permeó a este argumento de lluvia constante, que reflejara el aspecto realista del que fuera antes llamado Distrito Federal, porque originalmente no estaba contemplado que lloviera en la cinta, pero es gracias a la visión de su director, que este elemento se añadió para adjuntar un aspecto más identificable.

Describir la trama de Lluvia sugiere desdeñar las seis historias que conforman su cuerpo. Detallarlas le restaría el factor sorpresa, y por tanto, este drama se puede explicar cómo aquellas anécdotas que pueden parecer insólitas pero que llegan a suceder. Ejemplos tenemos al taxista que todo el día conduce por la metrópoli y que con cada pasajero conoce a una persona nueva, o a la pareja que con problemas maritales se enfrenta a una emergencia ajena; o el triste caso de un robo a una mujer que va de regreso a su casa y dos asaltantes la sorprenden para despojarle de sus pertenencias.

Las otras tres historias se dejan ver en el peculiar encuentro de dos jóvenes que sin nada en común, pasan una noche juntos sin la probabilidad de volverse a ver; de una enfermera que realiza un favor a un paciente que la puede involucrar en un asunto ilegal y finalmente conocemos a un hombre solitario en busca de una dama de compañía.

Descrita la trama de la película, resulta interesante mencionar la peculiar manera de entrelazar cada una de las historias, porque no todas encuentran una conexión directa, y es aquí que resuena el objetivo de Lluvia, al conectarlas de forma aleatoria y con la intención de hacer evidente que en la vida real suele suceder así, simplemente por cuestiones del destino nos solemos topar con personas que traen consigo un trasfondo.

En el desempeño de cada histrión, su trabajo es no ser protagonista, sino ser el hilo conductor que nos lleve por las rutas de los personajes, y ahí es donde encuentra su mérito el filme. Cada historia cuenta consigo un elemento ya sea de soledad, amor, ilusión o desesperanza propios de la condición humana, que con ayuda del elemento climático, se enfatiza el objetivo de limpiar, purgar, alegrar, entristecer o hacer pensar en el espectador, llevando así la lluvia como protagonista de la cinta.

Filmar en condiciones de lluvia ya sea natural o intencionada se supone un reto para la producción, y es gracias al diseño sonoro y cinematografía que resalta esta sensación con atino. Se encuadra muy bien la representación de un lado de la ciudad poco explorado en el cine mexicano, y esto le agrega un toque de autenticidad que destaca en sus aspectos técnicos.

Presentada el pasado 22 de octubre en el 21 FICM 2023, Lluvia se posiciona como una propuesta en el cine mexicano que es digna de verse. El retrato social y emocional de su historia le brindan la identificación suficiente que la industria y el público necesita de su cine en este momento. Con fortuna su calendarización para salas de cine se prevé para 2024.

90 días para el 2 de julio y la prisión acogedora.

90 días para el 2 de julio (2021) dir. Rafael Martínez

Rafael Martínez García es un joven mexicano egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, institución en la que estudió guión para Cine y TV. Ha labrado su trayectoria dentro de la industria ejerciendo como productor, guionista y director. Entre su filmografía destacan cortometrajes los cuales se han exhibido en diversos festivales nacionales e internacionales.

Entre las decenas de proyectos realizados; ‘El amor dura tres meses’ obtuvo el Ojo de la Sección Michoacana en el 16º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) y una Mención Especial en el 22º Guanajuato International Film Festival (GIFF). En el año 2019, su guión de cortometraje ‘Impronta’ obtuvo una Mención Especial en el 17° FICM, y en 2020, su guión de largometraje ‘Apenas primavera’ formó parte de la Selección Oficial de guiones inéditos del Festival de Cine de La Habana. Colaboró en el guión de la película ‘Sin hijos’, ópera prima de ficción del director Roberto Fiesco, la cual estrenó en Netflix en marzo de 2021.

Dir. Rafael Martínez (En el metro de la CDMX)

Un amplio camino ha transitado y que posterior a la demora de su estreno debido a percances suscitados -tan imprevisibles y caóticos como lo fue la pandemia por el COVID 19-, Rafael, nos presenta su ópera prima ‘90 días para el 2 de julio’, que logra enternecerte como a su vez, te hunde en la desdicha. Y no es para menos ya que el realizador plasma con eficacia las cotidianidades a las que es más frecuente tener que encarar en esta, nuestra sociedad posmoderna y la que concierne a esta cinta: Las máscaras. Que en la actualidad con más frecuencia usamos como defensa a nuestro entorno hostil. 90 días para el 2 de julio nos cuenta la historia de Luis (Armando Espitia), quien en casa, aguarda impaciente la llegada de Andrés (Luis Arrieta), un hombre con quién mantiene una relación amorosa en secreto.

Andrés es un candidato a gobernador de un partido conservador, razón por la que tienen que mantener su vínculo en el anonimato, pues de filtrarse la verdad, su carrera en la política quedaría truncada. De modo que -para evitar escándalos-, se ve obligado a recurrir a la creación de una imagen pública impecable. Esto quiere decir que regirá su vida bajo los estándares de la heteronormatividad. Circunstancia que si bien entristece a Luis, acepta con la ilusión de que esta situación será temporal y en algún momento podrá externar el amor que siente por Andrés sin ningún tipo de temor.

En vista de la ajetreada agenda de trabajo de Andrés, Luis pasa los días en cautiverio dentro de una casa que carece de mucho -e inclusive de internet-, pero esto no durará mucho hasta la inesperada visita de Natalia (Danae Reynaud), su vecina -siempre en compañía de su roomie Jess-, (Greta Cervantes) que gracias a sus personalidades desinhibidas, estrechan lazos y forman una inigualable amistad. Mientras este apacible trío goza de sus compañías, y que en especial a Luis le ayudarán como sostén para despejar su mente y dirigir su atención fuera de su espera incierta. A lo largo de la trama iremos conociéndolo por medio de cómo haga frente a verdades que le serán reveladas al paso de los días.

90 días para el 2 de julio (2021) dir. Rafael Martínez

90 días para el 2 de julio nos invita a la estadía por estas cuatro paredes sin sentirnos asfixiados, -aunque si por momentos afligidos-, y que del mismo modo, nos logra conmover por la calidez que cada personaje irradia de su ser y de la casa misma por doquier. Esta cinta mexicana no titubea a la hora de exponer temas que en pleno siglo XXI para muchas personas siguen siendo tabú como lo es la comunidad LGBT+ -y más dentro de este país en la que aún abunda el machismo y la homofobia-, por lo que, hacer visibles las vivencias de individuos que lo único que los diferencia es su orientación sexual no debería ser ya un problema. Por tanto, es de aplaudir que películas como la de Rafael, alcen la voz, y se rebelen contra este sistema intolerante y por ende, prejuicioso ante la existencia de personas que lo único que buscan es vivir en armonía tanto con ellos mismos como con su entorno.

90 días para el 2 de julio es un vaivén de emociones agridulces que vale cada segundo experimentar, pues nos habla sobre la necesidad de vivir siendo nosotros mismos sin las máscaras que aún hoy en día, muchos tienen que usar por temor al “qué dirán los demás”.

Esta cinta se encuentra ya disponible en distintos cines de la república mexicana. ¡No te la pierdas!

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